Fiallo

150 AÑOS: ESTAMOS EN CAMINO HACIA UN PODER DEL PUEBLO

Dr. José Antinoe Fiallo Billini
1994


1.- ¿SOMOS INDEPENDIENTES, 150 AÑOS DESPUES DE 1844?

Evidentemente no lo somos, pero lo más importante es, probablemente, las razones que podemos dar para justificar que no lo somos. En primer lugar, debemos decir que el pueblo dominicano no es soberano, aunque la Constitución lo diga, pues del dicho al hecho hay un largo trecho o camino. El pueblo no tiene la posibilidad de decidir y hacer lo que quiera y necesite, el pueblo no está al mando, a la cabeza, dirigiendo. Eso es la soberanía popular.

Si la soberanía popular no existe, no es posible organizar un Estado que exprese al pueblo, a la sociedad, entendido como un conjunto de instituciones y aparatos creados para contribuir con su desarrollo, porque es de él (del pueblo) actuando de acuerdo a sus intereses. Es el Estado y sus gobiernos decidiendo y haciendo a partir del pueblo, desde él y por tanto desde sus intereses. Es la soberanía popular como soberanía nacional, de la nación, del conjunto de intereses de los que no tienen privilegios.

El pueblo no está al mando y el Estado no le sirve a ese mando, por tanto, no proviene de la capacidad de decidir y hacer del pueblo y no actua en función de esos intereses populares. No hay soberanía popular, no hay soberanía nacional, por tanto, somos oprimidos y no somos independientes.


2.- ¿CUÁLES HAN SIDO LOS MOMENTOS MAS IMPORTANTES EN ESTOS 150 AÑOS, DESDE 1844?

Los momentos más importantes han sido aquellos en que el pueblo ha podido decidir y hacer creando espacios e instrumentos propios para su liberación. Por ejemplo:

Cuando Enriquillo por 15 años creó un poder político en el Sur Oeste para reivindicar una propuesta social política contra la opresión de su pueblo.

Cuando los esclavos negros alzados o cimarrones crearon sus territorios propios o palenques y se opusieron a la esclavitud y a la opresión del poder colonial de los españoles.

Cuando los esclavos y los sectores medios comenzaron a conspirar para liberarnos del yugo colonial y a plantearse la independencia nacional, como cuando la rebelión de Boca de Nigua (1796), la Junta Popular de Serapio Reynoso en Santiago (1805), la guerrilla de Ciriaco Ramírez en el Sur (1807), la Conspiración de los Italianos y de los Esclavos de Mojarra y Mendoza, así como la de Chavón en el período, mal llamado por cierto, de la España Boba (entre 1811 y 1815 fueron esas conspiraciones).

Cuando la organizacion de la Sociedad Secreta político-militar (La Trinitaria) encabezada por Duarte en 1838, y luego la Sociedad Patriótico-Política "La Filantrópica" en 1840-1844.

Cuando el alzamiento Cibaeño del 7 de julio de 1857 contra la dictadura baecista y la organización de un poder regional paralelo al régimen de opresión.

Cuando la Guerra Restauradora de Liberación Nacional que continuó la tradición al alzamiento de 1857 estableciendo un poder político anticolonial, democrático y popular encabezado por el Gobierno Provisorio Restaurador (1863-1865), bajo la consigna de "Libertad o Muerte".

Cuando la guerra de los Seis años contra Báez (1868-1874) para impedir la anexión a Estados Unidos planeada en combinación con el Presidente norteamericano Ulises Grant, bajo la consigna del General Gregorio Luperón de "Independencia o Muerte".

Cuando la lucha contra la dictadura opresora de Ulises Heureaux (Lilís) desde 1886 a 1899, al servicio de una minoría de ricos y los norteamericanos y contra la primera intervención armada norteamericana de 1904 en Villa Duarte o Pajarito (Santo Domingo), el Modus Vivendi y las Convenciones de 1905 y 1907 que terminaron colocando el país bajo protección yanki y con las aduanas intervenidas.

Cuando las luchas nacionalistas contra la ocupación militar norteamericana de 1916-1924, sea de las guerrillas Campesinas Gavilleras en el Este o de las Juntas Nacionalistas urbanas contra el poder de ocupación y sus aliados "criollos"

Cuando las luchas contra la Tiranía Trujillista (1930-1961), sean estas conspiraciones, luchas estudiantiles y obreras, expediciones revolucionarias y movimientos clandestinos, creando con ellas una práctica y una conciencia libertaria y transformadora.

Cuando las luchas más recientes contra el golpismo antidemocrático (1963), por la lucha armada constitucionalista (1965), las luchas políticas y sociales contra el autoritarismo (1966-1978) de enfrentamiento a la seudo-democracia a partir de la activación de nuevos movimientos sociales, e incluyendo la protesta popular de 1984 contra el fondomonetarismo.


3.- ¿ CUÁL ES EL CAMINO A SEGUIR EN LA ACTUALIDAD?

De las experiencias anteriores podemos decir que el camino estaría caracterizado por ciertas líneas generales:

- Voluntad de luchar, de echar adelante una propuesta de transformación social.

- Partir de las necesidades y expectativas de las gentes, personas y sujetos, organizaciones e instituciones de los sectores populares.

- Ver claro el panorama y la realidad, con todas sus dificultades y complejidades.

- Ser creativos o imaginativos (dar mente a las respuestas) para buscar las mejores y más nuevas formas para juntar y asociar al pueblo, es decir, de organizarlo o de él organizarse, saliéndonos de los esquemas tradicionales.

- Buscar formas de lucha, métodos de hacer la política popular, que incorporen a la gente, que nos permitan comunicarnos, apalabrearnos con ellas, sin problemas, usando sus expresiones que son sus sentimientos.

Si estamos decididos a luchar, partiendo de las necesidades de la gente, viendo bien el panorama o el entorno en el cual nos movemos, siendo creativos e imaginativos en las organizaciones y en la forma de luchar y hacer las cosas, ya abrimos el primer pedazo de camino que debemos seguir, eso sí, sin recetas y sin creer que todo está resuelto de antemano por el hecho de ser luchadores populares, hay que ser luchador, pero saber luchar y hacer las cosas cada día mejor. Debemos concentrarnos en el modo de hacer mejor la política popular y por tanto el pensamiento popular.

4.- ¿ CUÁLES DEBEN SER LOS PUNTOS PRINCIPALES PARA UNA CONSTITUCION DOMINICANA EN UN PAIS INDEPENDIENTE?

En primer lugar, debemos decir que una profunda y seria reforma constitucional y política debe basarse en la petición que en el 1843 hicieron varios dominicanos a la Junta Popular de la ciudad de Santo Domingo donde se resumía, más o menos, su visión de la siguiente forma: “LO QUE NOS CONCIERNE A TODOS POR TODOS DEBE SER RESUELTO”.

¿Qué quiere decir esto? Que el principal punto de una Constitución es la garantía de organización de poder popular, es decir, de la capacidad de decidir y hacer de las capas y clases no privilegiadas, lo que hasta este momento no existe. Y no sólo organización de poder como poder político, sino como poder político-social, es decir, en todos lo lugares o áreas de la sociedad (barrios, sectores, escuelas, empresas agrícolas, industriales o financieras, iglesias, Policía, Fuerzas Armadas...) La cuestión fundamental es que no pueden decidir personas individuales o minorías las cuestiones que nos conciernen o atañen a todos, sea a nivel nacional, provincial, municipal, barrial seccional o de parajes, en instituciones o empresas socioeconómicas, escuelas o universidades.

El punto más importante es la democratización radical de la sociedad, en todo momento y en todo lugar, para que todos podamos resolver lo que nos concierne resolver colectivamente en los ámbitos, lugares o entornos donde estamos. Soberanía popular ahora y allí donde estemos.

5.- ¿ CÓMO SE ATERRIZA ESA SOBERANIA POPULAR EN UNA PROPUESTA, HOY, DEL MOVIMIENTO SOCIAL?

Una propuesta popular como propuesta política parte de los lugares sociales de donde surgen los pueblos o sectores populares, para garantizar su sobrevivencia y reproducción. Podríamos poner algunos breves pero contundentes ejemplos de como y desde donde se formula o se plantea una propuesta socio-política, por ejemplo:

Muchos pobres que viven en las ciudades han hecho sus casitas en terrenos del Estado o de particulares. Hay que hacer una reforma de las ciudades (reforma urbana) que comience por dar el título de la tierra urbana donde los pobres han hecho sus casitas. Pero no sólo eso, sino que se debe crear un Banco para la vivienda de los pobres, que se dedique a financiar el mejoramiento de las casas de los pobres en las ciudades a través de asociaciones, juntas y organizaciones populares. Financiar a los pobres y dejar de transferir o pasar más recursos a los ricos o hacer Faros y Avenidas para que paseen los vehículos de lujo.

Debemos fortalecer la economía campesina: la prioridad en el campo es la producción de alimentos, para lo cual hay que llevar la economía campesina a por lo menos el 40 por ciento de la tierras cultivables en los próximos 5 años. La reforma agraria debe incorporar 400 mil campesinos sin tierras y crear cooperativas campesinas que administren la producción y la comercialización de los cultivos alimentarios y comenzar a pasar los cultivos de exportación de los 194 propietarios privados con 5 millones de tareas, al pueblo campesino.

Debemos defender el salario en la ciudad y el campo, para lo cual deberá ser automático el reajuste de los mismos cada año de acuerdo con la canasta familiar y, por tanto, a los precios y la inflación, no dejando que un grupito cada año se burle del pueblo con aumentos pírricos de 10 y 15 por ciento. Ahora debe recuperarse el salario perdido en 1990-1992 por la bárbara inflación aupada y apadrinada por el gobierno y los ricos del país, por lo menos un reajuste inmediato de un 50 por ciento y que griten los que pueden pagarlo y han estado engañando en las sombras del poder del gobierno de las minorías.

Debemos y tenemos que proteger la capacidad de autodefensa del pueblo pobre; nadie puede impedir la organización de sindicatos, juntas o ligas campesinas, juntas y organizaciones populares urbanas, asociaciones juveniles y estudiantiles, profesionales, religiosas de base, y para ello debemos mandar al zafacón lo que ahora contribuye a que ello no pueda florecer como verdolaga en el campo.

Pero no se trata solamente de la organización social sino, además, de la político - social de los pobres. El año pasado (1993) se aprobó una ley para que cuatro partidos se sirvieran con la cuchara grande y los pobres no pueden organizarse políticamente poniendo una serie de requisitos que ni ellos pueden cumplir. Hay que elevar la participación política desde la base de la sociedad y reconocer todo tipo de sociedad patriótica o de otro tipo que surjan, como lo reconocieron las Constituciones de 1858 y 1963.

Se trata de seguir abriendo un nuevo camino y que 1994 sea una frontera entre la debilidad y el despegue del movimiento popular y su poder, es decir, su capacidad de decidir, hacer y controlar.

Recordemos a Duarte cuando nos recomendó: "Aprovechemos el tiempo", y agregamos, para un nuevo camino donde se juntarán el pueblo, la democratización y la liberación.