Fiallo

UNIVERSIDAD AUTONOMA DE SANTO DOMINGO
(UASD)

DEPARTAMENTO DE HISTORIA Y ANTROPOLOGIA
E INSTITUTO DE HISTORIA


SEMINARIO

”LA SOCIEDAD DOMINICANA EN EL SIGLO XX”




PROCESOS CONTEMPORANEOS DOMINICANOS

(1961-2000)

ANALISIS SOCIOHISTORICO E

INTENCION REVOLUCIONARIA




Dr. José Antinoe Fiallo Billini

Profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y el Instituto Tecnológico de Santo Domingo


18 de Febrero 2000
Museo de Historia y Geografía
Santo Domingo
República Dominicana

“Viene el agua, nos anuncia el trueno… Viene el agua. Aguacero. Viene el agua, otro tiempo. Abuelita creo que puedo. ¡Agua que va a caer! La mano de mi abuelita me lleva entre el aguacero hasta una ciudad distinta”. Ruben Blades. Aguacero. CD “Tiempos”. 1999

A mi madre Margarita Billini Morales, una de las manos que me ha llevado y llevó entre los aguaceros, los que fueron y los que vienen.

1.
PALABRAS INTRODUCTORIAS

Debemos plantearnos el acercarnos a los procesos sociales reales con nuevas intencionalidades (para qué y por qué nos acercamos) y, además, tratando de aprovechar las debilidades de ciertos datos o informaciones “ortodoxas” (cuantitativas), que pueden ayudar a construir interpretaciones críticas de esos procesos. ¿Qué queremos decir con esto?: Pues que los datos e informaciones, en este caso referidos al “crecimiento” de la economía medido por el crecimiento del producto interno bruto (PIB),
(1) y para el caso dominicano pueden sugerir o indicar simultáneamente, tanto el “crecimiento” en sí, como éste en su condición de puerta, antecedente o prolegómeno de crisis sociales agudas donde emergen movimientos sociales de variada naturaleza insurgente.

Sin adelantar conclusiones, veamos a que me refiero al tratar “heterodoxamente” y con toda intención la relación entre “crecimiento del PBI” y las crisis sociales y los movimientos sociales dominicanos en las últimas décadas.

2.
MOMENTOS DE “CRECIMIENTO” Y SUS RESULTADOS O CONSECUENCIAS

Veamos un poco momentos del proceso, o veamos el proceso con sus momentos.

2.1 Entre 1962 y 1964 el Producto Bruto Interno “creció” 17.90 (62), 6.70 (63) y 6.70 (64). Podríamos hacernos una interrogante referida a la relación entre “crecimiento” y “estabilidad”, si ello es cierto o no. Algún avance provisional nos arroja el golpe de estado de 1963, emergencia de la sociedad civil como factor contrahegemónico, guerrillas y huelgas, conspiraciones y alzamiento militar y popular, guerra civil e intervención imperialista, a pesar de dos años de “crecimiento” de casi el siete por ciento (63 y 64).

2.2 En el período 1966-1978 podemos distinguir los siguientes contrastes y las siguientes contradicciones. En 1965 el PBI descendió –12,20 (debemos tener en cuenta el año de la Revolución de Abril y sus consecuencias), pero en 1966 el PBI “creció” 12.90, el 1967 3.20, en el 1968 descendió a –0.60 y el 1969 ascendió de nuevo a 10.80 y en 1970 a 10.70. Es importante recordar que fueron cuatro años de reordenamiento imperialista y balaguerista, de activación de movimientos armados, políticos y populares, entre dos fechas de fraudes electorales (66 y 70). Pero sobre todo debemos enfatizar en el 1970 donde se produce una división del balaguerismo (MIDA-Francisco Augusto Lora), auges de luchas populares urbanas (Medio Millón UASD – Comandos Clandestinos MPD, por ejemplo) y abstención electoral del PRD y fraude electoral de Mayo 1970.

Inmediatamente sucede ese fraude los años siguientes muestran un crecimiento del PBI como sigue: 10.90 (71), 10.40 (72), 12.90 (73) y 6.00 (74). Debemos recordar que este cuatrenio fue una continuación del ejercicio político militarizado y coercitivo estatal, asesinatos, persecuciones, acciones armadas, movilizaciones urbanas y campesinas, culminando con la movilización electoral armada del balaguerismo (las fuerzas militares como fuerzas “coloradas”) y el retiro del Acuerdo de Santiago con el PRD a la cabeza (y su secuela de abstención electoral).

En la fase final de los doce años el “crecimiento” del PBI fue más “moderado” que la anterior, entre un 5.20 (75), 6.70 (76), 5.00 (77) y 2.10 (78), fase donde se combinan desgastes, intervenciones políticas imperiales, acciones corporativo-políticas de sectores burgueses afectados, cooptación de parte de la izquierda por el PRD, entre otros. Pero es bueno recordar que esto concluye en la crisis electoral de 1978 y el “pacto” que supuso la superación de la misma,
aunque los dos años anteriores a la crisis electoral, el crecimiento fue de 6.70 y 5.00 (76 y 77).

2.3 Una vez se cierran los doce años balagueristas, ingresamos en los ocho años perredeistas (1978-1986), caracterizados, en términos de crecimiento o decrecimiento del producto bruto interno, por oscilaciones: 4.50 (79), 8.00 (80), 0.30 (81), 1.70 (82), 4.50 (83), 1.30 (84), -2,10 (85) y 3.50 (86).
Llama la atención el “crecimiento” de 4.50 el año anterior a la revuelta e insurgencia popular de Abril 1984, coincidiendo con políticas globales fondomonetaristas adoptadas por el jorgeblanquismo perredeista y donde se inician las “aperturas” de la economía extrovertida de servicios.

2.4 Los próximos diez años del balaguerismo (1986-1996) se parecen, en término del comportamiento del PBI al período anterior, en términos de ascenso, descenso y ascenso del mismo. 10.10 (1987), 2.20 (1988), 4.40 (1989) y –5.50 (1990). Es decir, aunque el período se inicia propiamente con un tope de 10.10 de “crecimiento” del PBI y
concluye el año anterior de la crisis político social del 90 (electoral y económica) con un 4.40, el mismo 90 y de manera brusca cae en un –5.50, coincidiendo esa crisis con movilizaciones sociales intensas. El 90 se salda, con un fraude electoral y con el se inician seis años con tendencias al ascenso del PBI: 1.00 (91), 8.00 (92), 3.00 (93), 4.30 (94), 4.80 (95) y 7.30 (96). Debemos recordar las recurrentes crisis políticas electorales del 94 y el conato del 96, a pesar del “crecimiento” del PBI del 3.00 y 4.30 (93 y 94), y al final, y a pesar del 4.80 y 7.30 (del 95 y 96) el pacto del 94 y la alianza del 96 con el peledeismo que obligan al retiro momentáneo del Dr. Balaguer, a pesar de la reorientación política económica los años 90 y 91. Debemos señalar que entre 94 y 96 predominó la movilización corporativa y partidaria tradicional para imponer pactos y acuerdos y orientar políticas sociales y económicas en esos marcos minoritarios.

2.5 El 96 cierra con un 7.30 del PBI y el periodo propiamente peledeista continúa con un crecimiento del 8.20 (97), 7.30 (98) y 8.30 (99) con proyecciones del Banco Central de ellos y ellas de 6 a 6.5 para el 2000. A pesar de ese “crecimiento”
el peledeismo pierde las elecciones municipales y congresionales del 98 (con un “crecimiento” el año anterior del 8.20) y se acerca a las elecciones nacionales del 2000 (Mayo) con incertidumbres y tiras y jalas alrerdedor de una potencial crisis electoral, a pesar de un crecimiento del 8.30 el año anterior, es decir, 1999.

Uno de los rasgos del movimiento social actual es que se expresa en acciones locales muy diversas y dispersas en todo el territorio nacional, mientras la política oficial acentúa la “apertura” o liberalización sobre la base de la concepción leonelista de que “hacer política es traer inversiones”, es decir, ampliar la extroversión y la economía destructiva por las redes de las corporaciones transnacionales y sus socios burgueses “nacionales” y del “estado nacional”.

POR UNA HERMENEUTICA CRITICA E INTENCIONALMENTE CONTRAHEGEMONICA

El abordamiento anterior no pretende ser totalmente exhaustivo porque no intenta ser totalmente abarcador de causalidades, solo desea sugerir una nueva relación entre “crecimiento de la economía” y proceso social en su conjunto, para poder extraer algunas conclusiones referidas a la vinculación entre movimiento social, estructura social y análisis histórico.

Al parecer, en nuestro caso dominicano podrían prevalecer estos elementos:

3.1. Las crisis electorales y las crisis sociales están precedidas de “momentos de crecimiento” (1964, 1969-70, 1973, 1976-77, 1983, 1986, 1987-1989, 1992-94, 1995) en la medida en que ese llamado “crecimiento” ha implicado algunas cuestiones que debemos apuntalar.

3.1.1. Los momentos de “crecimiento” corresponden a una economía política de reestructuraciones de la acumulación capitalista, transitando desde la economía agroexportadora primaria a la economía extrovertida de servicios apoyada en la intermediación (comercio), comunicación exacerbada y construcción en la apropiación de las ciudades como centralidades con destrucción de sus entornos e interioridades.

3.2 Ello se corresponde con distintas hegemonías en la sociedad política:

3.2.1 La crisis del trujillato trajo como consecuencia una lucha de sucesión en las élites burguesas y burocráticas. El balaguerismo trató de darle continuidad por la burguesía de los funcionarios; la burguesía intermediaria y/o estrangulada por el trujillismo por vía del Consejo de Estado y el Triunvirato trató de incrementar su peso en los procesos de acumulación, y el boschismo se planteó un esquema más redistributivo de la renta nacional desde las políticas gubernamentales. El resultado fue el crecimiento relativo de la burguesía “estrangulada” por el trujillismo, pero atrapada entre la política económica “estatista” del balaguerismo y la más populista del boschismo.
Ese proceso de “crecimiento” tuvo un precio: la Revolución de Abril de 1965 como acto redistributivo desde abajo, porque a lo largo de cinco años y desde la sociedad civil, se venía tejiendo un complejo proceso de luchas sociales territoriales y sectoriales, civiles, militares, partidarias, gremiales, que hicieron complejo el panorama y que se expresaron más radicalmente en la cultura urbana y su símbolo: “Ciudad Nueva”, como premonición de las contradicciones en el adveniente modo urbano de vida dominicano.

3.2.2 Por esta última razón se produce la intervención yanki de 1965 y el pacto con el balaguerismo para paramilitarizar (escuadrones de la muerte o “incontrolables” primero y luego banda anticomunista y militarización (asociar el ejercicio contrainsurgente a la reestructuración “económica”). Las cadenas de persecuciones, asesinatos, ilegalizaciones, restricciones políticas diversas,
estaban asociadas a la reestructuración y creación de un grupo de acumulación al través del estado y la herencia trujillista (los famosos “300” millonarios del balaguerismo), así como la cooptación de derrotados de otras fracciones burguesas. Concentrar esta respuesta bajo tutela yanki requería de procesos fraudulentos electorales de manera que no existiera la posibilidad de fraccionamiento por control parlamentario (congresional) o municipal (ayuntamientos), de forma tal que la sociedad política fuera lo más homogénea posible en ese contexto y que la acción opositora en ella se redujera a maniobras de subsistencia.

Pero en lo fundamental de este período se trató de
resucitar el viejo aparato económico estatal de origen trujillista, el ejercicio del poder de obras públicas estatales con la burocracia heredera de la tiranía para hacer viable la permanencia del sistema capitalista en un pacto necesario de la geopolítica imperialista norteamericana y las fuerzas sociopolíticas desplazadas en 1962.

3.2.3 Este esquema político de reactivación de la acumulación capitalista dió muestras de agotamiento en la medida en que el contexto internacional (una transición hacia el neoconservadurismo y neoliberalismo) se expresó en el relevo perredeista,
entre la política económica de demanda inducida del gobierno de Antonio Guzmán y la política fondomonetarista de Salvador Jorge Blanco, primer momento más abierto y claro de las transformaciones en curso: pasar de una acumulación más endógena (agricultura-manufactura) a una más exógena (turismo-zonas francas-financieros).

El período perredeista guzmancista (1978-1982) se inició con un pacto político de generación compartida de “poderes formales” y
la economía política resultado del pacto fue la demanda inducida, uno de cuyos componentes fue el incremento de la burocracia estatal y su masa de salarios, el incremento del salario mínimo y los subsidios a la producción agropecuaria, que en cierta medida era una prolongación del esquema anterior en cuanto a la relación estado-economía-colchón social popular.

Este esquema de política económica hizo crisis dentro del propio Partido Revolucionario Dominicano y en la relación de los poderes formales controlados por el perredeismo, a pesar del “crecimiento” del PBI en 1980 del 8.00% luego del Ciclón David y la Tormenta Federico.

En cierta medida el jorgeblanquismo (1982-1986) es la corrección, desde dentro del PRD, de las políticas “endógenas” de activación del “crecimiento” y del reconocimiento de un protectorado económico (del FMI) para
hacer más complejo el campo de las fracciones burguesas, en relación a los nuevos entornos mundiales; con perjuicio creciente de amplias masas populares urbanas y rurales. No es casual ni el suicidio del Presidente Antonio Guzmán ni la rebelión popular de 1984 cuando, de nuevo, se expresaron nuevas manifestaciones sobre todo de las patologías urbanas acumuladas, y la reorientación de las políticas económicas tuvo ese precio como continuidad de la Revolución de Abril y un nuevo símbolo: la Zona Norte de Santo Domingo (Capotillo, Simón Bolívar, Gualey y los barrios populares insurgentes).

3.2.4. La complejización de la economía y las fracciones burguesas, así como también las dificultades perredeistas para hacer un partido coherente del sistema político, determinaron, entre otros factores, la hegemonía seudo-electoral del balaguerismo, que no solo fue un fenómeno ‘politicista’ (de la política pura) sino de
las dificultades del tránsito a la economía centrada en servicios.

En efecto, la vieja burocracia balaguerista, sus agrupamientos corporativos de acumulación, sus redes de clientela en la sociedad, determinaron sus posibilidades de colarse entre las contradicciones perredeistas en la sociedad política (Ejecutivo-Senado) y en las relaciones con la sociedad civil (escisión del partido entre majlutistas y jorgeblanquistas).

La economía política del primer momento balaguerista (86-90) estuvo centrada en
resituar de nuevo su burocracia y sus grupos corporativos permitiendo que los nuevos agrupamientos burgueses continuaron su desarrollo en el crecientemente ascendente mundo neoconservador y neoliberal.

Esa opción en el sistema político del balaguerismo expresaba crecientes debilidades que se arrastraban desde la fase anterior, lo que hizo crisis, tanto en la crisis electoral del 90 como en la política económica y la situación social de ese año.

El balaguerismo fue obligado a optar por la “estabilidad macroeconómica” y de nuevo el índice de crecimiento del PBI se “dispara” en 1992 hasta un 8%. Pero a pesar de ello es evidente
el conflicto o contradicción centrado en el sistema político hegemonizado por el balaguerismo y su aparato y los intentos internos e internacionales por crear una opción política más abierta al contexto de relaciones sociales imperiales: “peoples first” (slogan de Clinton en su campaña electoral) y primero la gente del peñagomismo y el PRD.

Allí está una de las raíces de la crisis del 1994 (no negamos el fraude, que lo hubo) que limitó el ámbito de maniobras del balaguerismo y obligó a otro pacto político de las cúpulas partidarias tradicionales, los grupos corporativos burgueses, el poder norteamericano y los “testigos” de lo mismo de siempre. El año del pacto el producto interno bruto “creció” 4.30% y los dos años posteriores el 4.80 (95) y 7.30 el 1996, año de las nuevas elecciones y donde se produce el retiro momentáneo de la cabeza política del balaguerismo.

La cuestión planteada al concluir este momento es cual fuerza política en la sociedad política debía relevar al balaguerismo de manera tal que se pudiera dar una cierta continuidad al ejercicio burocrático de talante trujillista y balaguerista en las nuevas condiciones de “liberalización” y “apertura” en el contexto actual de “globalización” o “mundialización” del capitalismo como civilización de pretensión planetaria.

3.2.5 En ese sentido no es casual, extraño o sin sentido la alianza en la sociedad política entre el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) para dar cierta continuidad a lo que se ha tejido históricamente teniendo como ejes 1965-66 y 1982-84 (continuidades de doble tradición o coexistentes), pero haciendo
mayor énfasis en apertura, liberalizaciones y privatizaciones en coexistencia con obras públicas y reparto de dádivas y funditas (clientela sociopolítica). Se trataría de generar una nueva asociación entre otra fracción burocrática en ciernes (peledeístas-balagueristas), nuevos grupos corporativos criollos y transnacionales asociados al beneficio de las privatizaciones y la liberalización, agrupamientos militares y policiales asociados a una nuevas gestión territorial-social como control sobre potenciales desequilibrios o crisis catastróficas (fuerzas armadas “humanitarias”).

Esto se justifica en el contexto del crecimiento del PBI: 8.20 (1997), 7.30 (1998) y 8.30 (1999), sin auscultar, claro está, la profundización del desarrollo desigual endógeno (descampesinización masiva-urbanización concentrada), también exógeno (referido al tipo de bienes y servicios sobrevaluados procedentes de la “cibercultura” corporativa en relación a los bienes y servicios de la “primera y segunda olas” de la economía nacional) con su resultado visual y existencial: nuevas patologías sociales urbanas que destruyen masivamente y simultáneamente el ambiente y la vida cotidiana (el ambiente global como ámbito de la diversidad de vidas).

La política de la sociedad política (del estado, de lo paraestatal, de lo gubernamental) es crecientemente destructiva, a tal extremo, que comienza a destruir el sistema político, al disociar radicalmente la vida cotidiana deteriorada y las esferas de decisión estatales-paraestatales. Estas aparecen más separadas de las urgencias de comunidades y conglomerados, no solo marginales y populares, sino de asentamientos de clases medias y acomodadas agredidas por la contrareforma urbana que requieren tanto la acumulación capitalista en las obras públicas, como el voraz capital inmobiliario corporativo y la decisión de segmentar las urbes y costas para beneficio espacial de élites y corporaciones.

4
MOVIMIENTOS SOCIALES: CLAVES PARA SU COMPRENSION Y ACTIVACION

4.1 A la muerte o ajusticiamiento del tirano Rafael Leonidas Trujillo la sociedad política entra en crisis heredando un decrecimiento del PBI de –2.00 y produciéndose un crecimiento organizativo de la sociedad civil centrada en organizaciones sociales diversas, pero sobre todo de naturaleza popular (sindicatos, ligas campesinas, asociaciones profesionales, clubes culturales barriales, organizaciones estudiantiles, etc.).

Crisis en la sociedad política, decrecimiento y posterior crecimiento del PBI (entre 17.0 en 1962 y 6.7 promedio en el 63 y 64), indican que, obviamente, el “crecimiento” estaba referido a una reformulación de la concentración de las riquezas y a una negativa dinámica de no redistribución y autonomía para las clases populares.

El ascenso del movimiento social popular como eje de la sociedad civil coincide con los forcejeos para reconcentrar el poder y los beneficios y ganancias en diversas fracciones y
las luchas por redistribuir (vía tierra, salarios, acceso a servicios públicos o políticas estatales relacionadas con generación de plusvalía o topes de beneficios). La decisión de cerrarle el paso a un proceso de redistribución de poderes y beneficios genera un golpe de estado, una conspiración militar y un alzamiento popular y militar-popular que culmina con los comandos constitucionalistas como órganos de poder urbano (1963-1964 y 1965).

El movimiento social se inicia como una eclosión cuantitativa diversa en 1961 y culmina en una concentración orgánica armada, paramilitar, civil y sociocultural de gestión territorial. Sin embargo su dinámica expansiva originaria, su concentración insurreccional posterior, no pudo retomar la dinámica expansiva original para extenderse rápidamente en todo el territorio, asentarse y constituirse sólidamente luego de comenzado el flujo insurreccional (llegado este a su cúspide para regarse y establecerse en su entorno, creando un entorno o realidad insurreccional superior).

4.2 La intervención imperialista norteamericana y la reconstrucción de las alianzas reaccionarias y conservadoras no tuvo como contrapartida inmediata una reformulación de las estrategias populares desde la sociedad y el fondo social oprimido. En algunos casos se centró la respuesta en la concepción de chocar aparato armado con aparatos armados, o generar acción directa o de golpe desde arriba con alianzas conservadoras o “aguajes de izquierda”, sin compromisos reales de lucha popular, pero en todo caso no se recuperó la cuestión básica de darle organización a la sociedad civil popular, profundidad y extensión a contrapoderes reales.

Ello explica por qué es solo que a finales de los setenta o inicios de los ochenta que fluye un nuevo ascenso contrahegemónico. Estimular luchas de minorías pro-populares contra minorías detentadoras y opresoras da margen para que las luchas entre minorías de arriba o que pretendan sustituir desde arriba sean la dinámica que determine desenlaces que producen continuidades perversas e ineficaces.

Por diversas razones y circunstancias
van congergiendo de nuevo nuevas expresiones organizativas más horizontales (Comités de Lucha Popular, Comités de Defensa, Comunidades Eclesiales de Base, Comités de Acción Popular, organizaciones campesinas y estudiantiles, etc.) y en coyuntura de desequilibrios y debilidades estatales y paraestatales (gobierno jorgeblanquista con luchas internas perredeistas y con pérdida de apoyo de la “avanzada electoral” originaria) es posible que la espontaneidad, la incidencia organizacional de viejas y nuevas izquierdas, el clima subjetivo de desencanto y frustración, generalicen un movimiento social insurgente, como sucedió en 1984.

No quiero decir que desaparecieron aparatos, concepciones unilaterales aventureras, visiones limitadas de la relación entre política y sociedad. De lo que se trata es que la realidad (y ello incluye la subjetividad y el imaginario) es extremadamente compleja, caprichosa y poco académica y “cartesiana” en ocasiones, cuando, sobre todo, lo de adentro sale (desde el alma y el fondo del pueblo oprimido).

En efecto, la década de los ochenta es una década donde la confluencia al espacio urbano se acrecienta, la decisión de movilización migratoria se acelera (adentro y hacia afuera), y
todo el orden social de recepción urbana se reciente y dá muestras de fragilidad, dando un ejemplo de la correlación que hay entre el sistema social de eje urbano y la capacidad de sorprenderlo con la acción popular insurgente cuando esta prende, se riega, dispersa y paraliza la sociedad política, que es lo que sucedió los primeros días de Abril del 84 (23, 24 y 25 de Abril). Pasamos de la “Ciudad Colonial” y “Ciudad Nueva” a la “ciudad popular” más extendida de la capital y las principales ciudades y vías del país.

4.3 La respuesta militar del jorgeblanquismo a esa revuelta de los pobres y la incapacidad para rearticular una secuencia de respuestas
(un sistema político popular del movimiento social) permitió la recuperación sociopolítica de las élites tradicionales (partidarias y burguesas) durante un prolongado período. Se presentaron atisbos de ación social sobre todo en 1989-1990, coincidiendo con una combinación de crisis del funcionamiento cotidiano urbano, problemática de los combustibles y políticas de ajuste por decreto en un contexto de crisis político electoral. Sin embargo, el conjunto de las expresiones de crisis entre 1992 y 1996 se dieron en el terreno de aparatos partidarios tradicionales, espacios oligárquicos de negociación y búsqueda de resultados electorales para canalizar expectativas populares.

Es a partir de 1997 cuando comienzan a aparecer nuevos síntomas de la relación conflictiva entre “crecimiento económico” y activación de las luchas sociales; entre la pretensión de “modernización” desde arriba y las consecuencias de ella abajo, es decir, ella contra todo lo de abajo y los que están y moran allí.

Es significativo el balance de
movilizaciones, protestas e iniciativas centradas en muchas problemáticas locales, desde las más convencionales hasta las más novedosas, pero con tendencia a la apropiación de espacios y ambientes ciudadanos más redistributivos, sanos y democráticos: ríos, costas, cañadas, inundaciones, aguas posadas, terrenos ocupados, reubicaciones, entre otras problemáticas y sus ámbitos. Esto se refleja en los nuevos abordamientos que algunos medios de comunicación se han visto obligados a hacer referidos a la dimensión de la cotidianidad local desgarrada y agredida por la “modernidad” y el “crecimiento del PBI” que necesita extender la competitividad como una guerra entre ellos y ellas y contra nosotros y nosotras e impedir, como decía Charles Peguy, “la ciudad armoniosa”.(2)

Infinidad de organizaciones sociales territoriales han florecido calladamente, puntos de encuentro aparecen, grupos informales y formales se articulan y existen, callados, allí desconectados de la sociedad política como realidades y como imaginarios y otros asesinados selectivamente por el “estado de los blancos”. Mientras la mentalidad “tecnológica” de la ciudad “virtual” o “cibernética” estructura la gerencia autoritaria de la sociedad “modernizada” a la cañona por corporaciones, gerentes y “genios” de las estrategias neoliberales (“The technology is now the only factor of production”),
(3) porque se trata de “desarrabalizar” y crear un “new nueva york chiquito”.

La agudización de la escisión urbana aguda por la “modernización” prusiana impuesta, la lucha por la tierra urbana sobrevalorada expulsando bolsones de pobres o pobres intrusos; el imaginario burgués newyorkino que se monta sobre la todopoderosa “tecnología” importada, unifica la “franja de los ríos”: todo el arco barrial popular a los lados del Río Ozama e Isabela y la Avenida Gregorio Luperón (es un ejemplo a escala capitaleña). La gran periferia popular de la “modernidad” y el “crecimiento” que creció desde 1984 hacia acá, cierra su cerco sobre el espejismo del “polígono central” de la ciudad burguesa y espera su momento para estrangularla y depreciarla en las bolsas internacionales y en las expectativas corporativas transnacionales y nacionales.

Cuando será que, y solo para citar ejemplos, que Los Mameyes, Sabana Perdida, Los Ríos, Guarícano, el Km. 12 y el Café, Libertador, Alcarrizos, entre otros relevarán a Capotillo y Simón Bolívar, Gualey y Cristo Rey extendiendo los movimientos sociales a
un espacio inmenso de demandas, reclamos, lloros, dolores y sangres, reduciendo a su justa dimensión otros años del aguajero "crecimiento” del Producto Bruto Interno y de la “modernización” que cada día excluye más, humilla más y oprime más.

La próxima revuelta o insurgencia popular (estamos acercándonos a ella) será más extendida territorialmente, más masiva poblacionalmente, más bloqueadora vialmente, más difícil de manejar represivamente (si lo hacen, que lo harán, con riesgos de desabediencia militar), más potenciadora de la capacidad de poder y control de los sujetos populares, más liberadora de rabias y frustraciones que lo antes visto por nosotros y nosotras. No responderá a esquemas académicos, a planificaciones de ilustrados reformadores, será la conjunción de 1965 y 1984 más todo lo que después los arrinconó socialmente, los degrada y desconsidera. No ha habido antes un clamor y dolor tan poderoso como el que emergerá un día en los próximos y cercanos años para tratar de que esto, lo público, no sea un asunto de ricos, de los ricos y de sus políticos profesionales, parásitos de la sociedad, pero atados con sus ombligos a la acumulación originaria permanente desde la sociedad política.

La relativa disgregación o de poca articulación del nuevo movimiento social no debe llevarnos a equivocadas conclusiones sobre su posibilidad y potencialidad, que incluso desbordará y superará todo lo tradicional, incluso a la propia “izquierda” tradicional de aparatos y lógicas convencionales.

5.
PENSANDO EL PROCESO CAMINANDO EN EL Y CON EL

Es posible que se me pregunte si la última premonición de insurgencias es errada, o no cumplible, y debo responder que quizás, quién sabe, a lo mejor. Pero puedo dar otra respuesta, en el sentido de si cuestiones dichas antes, predicciones anteriores se dieron, se cumplieron, se realizaron, porque es posible que la subjetividad ejercida analíticamente, premonitoriamente, clarividentemente, avanzó algunos cursos del proceso y si ello sirvió para lo que ahora decimos. Veamos:

5.1 El 17 de Junio de
1964 se afirmó lo siguiente: “El Bloque Revolucionario Universitario Cristiano acusó ayer al Triunvirato de estar “incitando al país a una guerra civil… El Triunvirato está incitando al país para llevarlo a una guerra civil, señaló José Antinoe Fiallo” y se agregó que “Fiallo citó cinco razones que, a su juicio demuestran que el Triunvirato está oprimiendo al país…”, y entre otras razones está “el hundimiento del país en el fracaso económico”.(4)

5.2 El 18 de Marzo de
1983 (un año antes de Abril del 84) en un artículo titulado “Crisis y Alternativas Políticas”(5) se avanzaba lo que a continuación se cita: “Al contrario, tal y como se manifiestan algunos síntomas, como por ejemplo, el incremento de la delincuencia barrial, las expresiones gregarias de ella, la radicalización subjetiva de parte del movimiento popular y político… podría servir de acicate para elevar, a grados desconocidos, la explosión del movimiento espontáneo de masas… por ejemplo la emergencia de los sectores populares empobrecidos… no ya para un reclamo de tipo populista, sino para ocupar espacios territoriales donde manifestar su frustración y tomar y ejercer un poder construido en la protesta colectiva contra el orden de la dictadura burguesa, para recrearse en la supervivencia momentánea ante los resultados de frustración y miseria…”; resultados que el artículo establece son causados por una “economía de vocación extrovertida y destructiva (economía de exportación y servicios)”.

5.3 En
1988 y trabajando articuladamente la problemática social y dentro de ella la educativa advertíamos: “La marginalidad y la modernidad están articuladas a un todo que es la nueva vía de crecimiento… porque la estrategia de crecimiento adoptada refuerza la marginalidad… se establece así de manera definitiva lo que podríamos llamar una cultura urbana parasitaria de acumulación de tipo corporativo.”(6)

5.4 En
1991-1992 se aportó una cierta visión del curso social del proceso: “La economía de servicios… así como la estrategia de privatización para el grueso de la economía implica la concentración en ocasiones oligopólica… proceso este que no deja de ser conflictivo en la medida en que el crecimiento y la acumulación requieren de sucesivos subsidios del sistema político, que es básicamente, un sistema de clientela entre fracciones(7)

5.5 En
Julio de 1993 se agregaban algunos otros elementos al análisis: “…creciente concentración en élites burguesas de la periferia… es aún más devastadora la nueva acumulación capitalista, porque desproletariza y genera renta creciente de las ganancias en las esferas de la circulación y servicios… estamos en el umbral de una dictadura burocrática y tecnocrática como intento de “modernización” con “empobrecimiento” desde arriba (vía prusiana a escala planetaria)… destruir al ciudadano como sujeto de soberanía, se pretende al través de la nueva socialización, destruir la subjetividad de la persona.”(8)

5.6 El
15 de Marzo de 1997 precisamos algunos aspectos: “Antinoe Fiallo no descarta una crisis de gobernabilidad en el país, porque el tipo de sociedad que se está haciendo, sobre todo el tipo de sociedad urbana, ha generado unos nuevos sujetos sociales en las ciudades. Estos nuevos sujetos urbanos son empobrecidos, gente sin recursos, que se han levantado y han aprendido actuar al margen de cualquier norma establecida… no se trata solo del caso tradicional de bandas de jóvenes, sino del surgimiento de nuevos grupos de control del territorio… preveo una situación en ese sentido difícil… si se da una especie de rebelión de un sector de la élite y ocurre lo mismo en los nuevos sujetos sociales urbanos, el gobierno y todo el sistema político van a quedar atrapados en esas rebeliones que tienen causalidades diferentes, pero son parte de una misma dinámica.(9)

5.7 El
14 de Octubre de 1998 y a raíz del Huracán Georges (22 de Septiembre de 1998) puntualizamos: “El Distrito Nacional se perfila como el asiento de un futuro que puede ser dantesco, por infernal, desde lo cotidiano del amanecer hasta lo aparentemente tenue de la oscuridad nocturna: un callejón de sucesivas situaciones violentas rememorando un poco la pieza de Rubén Blades, “Sorpresas”, donde narra el surgimiento de ese sujeto de la vida urbana, Pedro Navaja (que ya los hay por cierto)… La masiva descampesinización, el engrosamiento de los sectores marginales urbanos, la lumpenización de sectores populares-urbanos, el estímulo de formas burguesas de acumulación originaria para la movilidad de capas intermedias, sitúan los centros urbanos como espacios y territorios de relaciones sociales de apropiaciones violentas sistemáticas de diversos signos, pero articuladas a unas dinámicas de ghettos con sus identidades e intercambios inéditos.”(10)

5.8 El
13 de Enero de 1999 en una entrevista al diario “El Siglo” dije, entre otras cosas: “Fiallo Billini atribuyó el incremento de la delincuencia a la estrategia neoliberal predominante en el mundo y que en el país tiene expresiones muy concretas en varios elementos de la política económica que, según ve, ha transformado los centros urbanos en centros de severos conflictos sociales… los jóvenes marginados tratan de buscar nuevas formas de presencia y de adquisición de poder urbano…”(11). Y en Octubre de 1999 puntualizábamos: “El peso urbano mayor lleva a una confrontación más directa con “el estado urbano”…(11)

5.9 El
31 de Diciembre de 1999 ante una pregunta periodística de el “Listín Diario” aporté en relación al año 1999: “Un año de muchas apariencias donde se siguieron incubando parte del futuro peligroso, lo que de manera práctica se traduce en torres, elevados, computadoras, cibernética, “jóvenes” políticos… el afloramiento de resentimientos de la población pobre y por tanto el alejamiento de la población de los procesos políticos formales… la dinámica del mundo y de la sociedad dominicana es cada día más polarizante entre minorías y mayorías, y sobre todo las grandes mayorías pobres altamente concentradas en las ciudades, a tal extremo que las estrategias en Estados Unidos y la Unión Europea están orientadas a controlar las ciudades y a luchar en las ciudades Agregó que dicha situación deberia ser una pista a seguir en cuanto a escenarios conflictivos se refiere… recordando que la ciudad de Santo Domingo tiene más de tres millones de habitantes… significó que en sociedades con esa tendencia y con procesos electorales cada día menos participativos, el conflicto político con el sistema político va a tener una dinámica permanente urbana, donde elegir representantes dentro de un pequeño grupo ha ido perdiendo sentido”.(12)

5.10 Es posible que los esfuerzos analíticos del pasado, el pasarles revista luego de un análisis desde el ahora, sirvan para mejorar nuestras capacidades y poder valorar o calibrar cada aporte en cada paso analítico. Construir una estrategia analítica, racional, perceptiva, intuitiva supone
una conciencia y un espíritu, ambos(as) en una profunda intención y decisión u opción de vida: el análisis social debe servir para transformar y no debe darnos ningún temor.

En la ponencia en relación a las consecuencias del Huracán Georges que ya he citado, dije al concluir: “Debemos pensar mejor, debemos reflexionar de manera más clarividente, no me mal interpreten, pero no hay derecho a dejar que otra catástrofe (ahora social) obligue a otras opciones sociopolíticas, sean desde la perspectiva burguesa o desde la perspectiva popular. No tengo particular miedo, solo pienso en el costo de ello.”

Reitero eso que dije.
Sé que la élite burguesa y sus políticos profesionales no les importa un carajo eso. Seguirán adelante, parece que otros y otras tendremos que seguir por otra vía. También adelante. Estamos todos y todas advertidos de lo que está viniendo. En el análisis social adecuado y correcto, pero también en la acción popular adecuada, acertada, porque crear la “ciudad armoniosa” debe ser una actividad diaria desde nosotros(as) mismos(as), con todos y todas, para todos y todas. Una intención efectivamente revolucionaria, “que sirva al presente y al futuro, es decir, un pasado que puede estar en el hoy y el mañana de los que ahora y en el tiempo por venir vivimos y viviremos en la nación dominicana.”(13)

6.
CITAS Y REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Banco Central de la República Dominicana. Boletines de distintos años y resúmenes del estado de la economía. Santo Domingo

Bastaire, Jean.
Charles Peguy: El Insurrecto. Encuentro Ediciones. 1979.

Armitage, John.
Resisting the Neoliberal Discourse of Technology: The Politics of Cyberculture in the Age of the Virtual Class. CTHEORY. http://www.ctheory.com. 1980.

El BRUC Acusa Gobierno. Listín Diario. 17 de Junio de 1964. Pág. 1.

El Nuevo Diario. Página Editorial. 18 de Marzo de 1983. Pueden leerse también los artículos “Abril en la Crisis” I y II que aparecieron el 23 y 24 de Abril de 1984 en “El Nuevo Diario” (Págs. 6 y 7) los mismos días en que se produjo el inicio de la revuelta de Abril de 1984.

Fiallo Billini, Alberto y Fiallo Billini, José Antinoe.
Igualdad de Oportunidades y Movilidad Social en el Sistema Educativo Dominicano. Plan Educativo No. 4. Octubre 1990. Empresas Unidas.

Fiallo Billini, José Antinoe y German de Sosa, Alejandrina.
Filosofía de la Educación Dominicana: Diagnóstico y Nuevos Paradigmas. Volumen II. Plan Decenal de Educación. Ver “La Crisis Nacional”. 1992. Fue publicado luego como libro de la SEEBAC-PNUD Serie Políticas Educativas No. 3. 1994.

Fiallo Billini, José Antinoe.
Perspectivas de una Estrategia Revolucionaria en el Mundo y la Educación. Plan Educativo. Julio 1993. Publicado en el No. 23 de Plan Educativo, Julio 1995. Impretur, S.A.

Nexcy D’León.
Antinoe Fiallo: La Crisis de Gobernabilidad es Posible Debido al Conflicto Social. Listín Diario. Sábado 15 de Marzo de 1997. Pág. 11-A.

Fiallo Billini, José Antinoe.
Georges: Huracán, Culturas y Acercamientos al Futuro Cercano. Panel sobre las Consecuencias del Huracán Georges. INTEC. 14 de Octubre 1998. Ponencia publicada en “Ciencia y Sociedad”. Volumen XXIII, No. 4. Octubre-Diciembre 1998. INTEC.

Genris García.
Formulan Soluciones: Crece Inquietud Social en los Barrios. Entrevista Antinoe Fiallo Billini. Diario El Siglo. Miércoles 13 de Enero 1999. Pág. 10 y Fiallo Billini, José Antinoe. La Violencia: Una Perspectiva Sociohistórica Dominicana y Algunas Propuestas para el Hoy y el Mañana. Panel “Sobre Sociedad y Violencia”. INTEC. Octubre 1999. Area de Ciencias Sociales.

Nexcy D’León y Doris Javier.
1999: Profesionales Distintas Areas pasan Balance. “José Antinoe Fiallo: Fue un Año de Espejismos Listín Diario. 31 de Diciembre 1999. Sección La Vida. Pág. 6-C. En cuanto a la cuestión de la guerra urbana es posible consultar la Revista Norteamericana “Military Review”, tanto en su versión en inglés como español en sus páginas en INTERNET, centrados en el tema de la “Urban War”.

Fiallo Billini, José Antinoe.
La Revolución de Abril: El Ayer para el Hoy y el Mañana. Periódico “Caribe Soy”. Marzo-Abril 1997. Pág. 4.

Rubén Blades.
Tiempos. Sony Music International. 1999. Se cita al comenzar la Ponencia.