Fiallo

Feria del Libro Amarilla…
6 de Mayo 2011
Por Crystal Margarita Fiallo

“Muchacha, ¿y qué tu haces vestida de verde? No sabías que esta Feria del Libro es amarilla; a ver si te compras una brújula y te ubicas”.
Así estaba la multitud de personas el 4 de mayo, día de la inauguración de la Feria del libro 2011: todos/as vestidas de amarillo. Quien no llevara por lo menos una prenda amarilla era detenido por la Policía Nacional (PN) que custodia sus puertas. El Presidente así lo quiso: todo el mundo de amarillo a favor del 4% del PIB para el sector educación.
“Parece que hubo un percance: sí, sí, te digo que sí; llegaron unos intrusos con unas sombrillas moradas y no los dejaron pasar… #Ofrecome’, en este país no hay libertad de expresión. Porque cuál es el problema con dejar pasar a la gente que apoya las berenjenas; eso es problema de ellos. Además, dique que hata’ golpe hubo y les quitaron algunas de las sombrillas”.
Todo salió tal cual fue planeado: los morados fueron expulsados de la Feria y todo caminó según el programa de la actividad.
Cuando pienso en un libro, pienso en educación; cuando me viene a la mente la acción de leer, pienso en educación; cuando un país fomenta el hábito de lectura está promoviendo por igual la educación. Orgullo invade mi alma y mi corazón al saber que nuestro Presidente es de sangre amarilla y coloreó nuestra Feria del Libro de ese color aquel miércoles. No más represión a los ‘amarillistas’; se han conquistado hasta las Ferias para que sean del color del sol.
Recuerden visitar la Feria del Libro Amarilla con al menos un accesorio amarillo; si no, no los dejarán pasar.
Nota: Este artículo es una sátira de lo ocurrido el miércoles 4 de mayo en la Feria del Libro. ¡Cuidado ciudadanos y ciudadanas! Si van de amarillo puede haber cierta resistencia por parte de la seguridad.


Mentiras en los tiempos de Cólera…
20 de Mayo 2011
Por Crystal Margarita Fiallo

Quisiera hablar con el viejo García Márquez y preguntarle sobre Juvenal Urbino, Fermina Daza y Florentino Ariza: ese triángulo de amor que nos ha deleitado desde hace más de tres décadas a través de una de sus obras maestras: “Amor en los tiempos de cólera”.
Para quien escribe el antónimo del amor no es el odio: son las mentiras que lentamente torturan y de manera despiadada van deshilachando el sentimiento más puro que existe en este mundo loco y cambiante: El amor.
Las mentiras que se dicen en los tiempos de cólera de la República Dominicana no serían agresoras al intelecto de nadie si versaran sobre asuntos irrelevantes o fueran de color blanco. Sin embargo, las mentiras sobre las cifras de las vidas arrancadas por esta epidemia ya no caen dentro de la categoría de “mentiras blancas” ni estrategias políticas: recaen en irresponsabilidad del Estado.
Nos choca escuchar la palabra epidemia; nos retumba en la cabeza y altera nuestro sistema nervioso traduciéndose en miedo y ansiedad al momento de exponernos a consumir productos fuera de nuestro hogar. Pero, sin ánimos de ser sensacionalista o venderles un escrito desinformativo, debo aclarar que ciertamente estamos ante la presencia de una epidemia ¿por qué? Porque presenta las siguientes condiciones: ha afectado a un número de personas mayor al esperado por el ministerio de salud pública (y ni decir en Haití); cruzó la frontera pasando a ser un problema de salud para ambos países en una misma isla; crecimiento del número de enfermos en localidades donde la enfermedad estaba ausente; el número de pacientes enfermos no ‘prevalece’, aumenta. Esas son razones suficientes para referirnos a dicho brote como ‘epidemia’.
El 17 de mayo el Presidente del Colegio Médico Dominicano expresó, con sentimiento de indignación, la poca atención que se le ha prestado al tema para prevenir que sigan aumentando el número de víctimas y que el país debe asumir este tema como una prioridad. Refutó los datos arrojados por el Ministerio de Salud Pública reseñando la historia de varios casos de muertes que se han presentado en el barrio La Ciénaga.
¿Son estas mentiras coartadas para blindar el turismo en la isla? Todo indica que sí; y eso es grave.
Las mentiras en los tiempos de Cólera no resucitarán las víctimas que pudimos salvar con un mínimo esfuerzo; no les devolverá la felicidad a las madres que perdieron a sus hijos/as y que, a propósito de los ‘tiempos’, tendrán que celebrar su día sin esos pedazos de cielo arrebatados; esas mentiras no borrarán la culpa que recae sobre nuestros hombros al no asumir esta problemática con más seriedad. Debemos involucrarnos en detener esta enfermedad de manera urgente y agresiva: todos y todas.
Juvenal, Fermina y Florentino no murieron de cólera; Juvenal murió de la manera más tonta, y Fermina y Florentino, con más de 70 años de edad, iniciaron un romance loco y “eterno”, agotando sus últimos años de vida. Por alguna razón el viejo Gabo decidió no matar a sus personajes con esa peste maldita.